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Una de las joyas románicas y barrocas más destacadas de la arquitectura asturiana
El Real Monasterio de San Salvador de Cornellana suscita un gran respeto, además de por su historia, por su monumentalidad y su gran belleza.
Muy pronto estará disponible una nueva sección de la web en la que esperamos mostrarte ambas.
A primera vista, el conjunto ofrece una imagen palaciega, debido a la noble fachada de las dependencias monásticas, resultado de una amplia reforma efectuada en la segunda mitad del siglo XVII y comienzos del XVIII, que hace un ángulo recto con la iglesia, de época mucho más antigua, a la que también se le añadió una nueva portada en esa época.
La iglesia es de estilo románico, de la segunda mitad del siglo XII, y consta de tres naves y triple cabecera de ábsides semicirculares. Hubo en esa época un claustro, que fue derribado para construir en su lugar otro que es el que se conserva, dentro de la gran reforma emprendida en la segunda mitad del siglo XVII, que dotó al centro de nuevas dependencias. De entonces es la fachada del templo, fechada en 1678, con dos torres para reloj y campanas. También se reformaron las naves de la iglesia y se añadió el coro elevado a los pies. En los ábsides se colocaron retablos barrocos, de comienzos del siglo XVII, los primeros ejemplos de clasicismo arquitectónico y naturalismo escultórico barrocos en Asturias.
La fachada del edificio monasterial, que hace ángulo recto con la iglesia, es de apariencia palaciega y una muestra destacada de la arquitectura barroca regional. Las obras se comenzaron en 1696 y concluyeron en 1719. Los canteros avilesinos Domingo Suárez Solar y Francisco González Bango fueron los artífices de la portada. En la crujía norte, pared por medio con la iglesia, hay dos portadas: una gótica y otra románica, de doble arco, del último cuarto del siglo XII. Saliendo del claustro, en el ángulo noroeste, hay un arco románico muy sencillo. Una inscripción en latín en el capitel-imposta del lado izquierdo expresa: "Me hizo la diestra mano de Mascaroni", quizás el maestro que erigió la iglesia en la segunda mitad del siglo XII.
La visita a este claustro es interesante porque se conservan algunas partes medievales. Concretamente, tenemos un arco románico que comunica el claustro con el zaguán y que está decorado, tanto en el lateral como en el intradós, con grandes flores tetra y hexapétalas que también nos recuerdan a la decoración de numerosas iglesias asturianas, especialmente la de la iglesia del monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós.
En esta puerta aparece la inscripción:
ME MAUSCARONI FECIT MANUS OFICIOSA
En esta puerta aparece la inscripción:
ME MAUSCARONI FECIT MANUS OFICIOSA